Aunque todos los bivalvos tienen concha, las características
de esta pueden variar enormemente dependiendo de las especies. Algunos tienen
conchas prácticamente globulares mientras que otros las tienen mucho más
alargadas.
Sus tamaños también son muy variados, encontrando algunos ejemplares
con conchas de apenas unos milímetros mientras otras llegan a varios o incluso
al metro de longitud, aunque estos últimos suelen ser minorías.
La concha y el manto son dos partes de los bivalvos que
están estrechamente unidas. Por un lado, el manto es una fina membrana que
cubre el cuerpo del animal y se encarga de secretar el material con el que se
forma la concha. El material del que están hechas las conchas es calcita o
aragonita, ambas formas cristalinas del carbonato de calcio. Las valvas de los
bivalvos crecen a lo largo de la vida del animal tanto en superficie como en
grosor a medida que el manto va secretando más materia calcárea. Además, el
manto también se encarga de producir los ligamentos que harán de bisagra entre
las dos valvas.
Estos ligamentos están formados por proteínas queratinizadas y
pueden tener una posición interna o externa dependiendo de la especie. La
apertura o cierre de las valvas depende de unos músculos aductores situados en
la cara interna de ambas partes de la concha.
El estilo de vida de estos animales hace que muchos de sus
órganos estén menos desarrollados que en otros tipos de moluscos. El ejemplo
más claro lo tenemos en el sistema nervioso. No tienen un cerebro definido, sólo una serie de pares de
ganglios conectados entre ellos y encargados de controlar la cavidad del manto,
el pie y otros órganos. De la misma manera sus sentidos están poco desarrollados y estos consisten mayoritariamente en sensores
mecánicos y químicos. Algunos de ellos, aunque no todos, tienen ojos bastante
sencillos en el margen del manto y todos ellos tienen algún tipo de
fotoreceptor capaz de captar la presencia o ausencia de luz a su alrededor.
La circulación en los bivalvos es abierta, estando todos sus órganos bañados en hemolinfa. Su
corazón consta de tres cámaras, dos aurículas y un ventrículo. El oxigeno lo
captan mediante sus branquias y en las paredes de la cavidad del manto. Algunos
animales adaptados a cambios en la marea pueden vivir varias horas fuera del
agua si cierran sus conchas. La hemolinfa normalmente no presenta ningún
pigmento, aunque algunas especies sí tienen hemogoblina.
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